ATANDO CABOS

Es fascinante poder seguir al menos parte del proceso creativo de toda expresión artística, especialmente si el proceso sucede paralelo a vivencias singulares dentro de un contexto bicultural.

Una tarde en mi galería, entraron padre, madre e hijo —todos de mirada vivaz y cara de inteligentes— y por tratarse de vecinos de la zona, les propuse que formáramos un grupo comunitario de tertulia e intercambio. Así fue como conocí a Frank Brandl y familia.

Para esta nota, vale la pena sacar la cuenta de fechas y edades, ya que el proceso de Frank de reinventarse en varios ámbitos, es un tanto distinto al de un artista en constante experimentación. La diferencia radica en que el artista hace experimentación dentro de su campo, mientras que Frank ejemplifica todo el proceso de absorción humana a un nuevo escenario cultural, además de su ósmosis textil hacia una imprevista contemporaneidad, la cual no encontramos en todas las personas.

Su narrativa inicia con haber nacido en Colonia en la Alemania de los años 1960 y que, a los 17 años, viajara más de 500 kilómetros hasta el puerto de Bremen. Lo que él no expresa es la intensidad de este puerto famoso, que fuera el antiguo puerto Hanseático de más relevancia: cargado del sabor y la rigurosidad característicamente alemanas, con extensa actividad relacionada a funciones marítimas y portuarias, donde el joven entrena nada menos que en el Schulschiff Deutschland —el barco escuela germánico de renombre— cargado de oficiales bastante serios y estrictos, con 25 velas y 1950 metros cuadrados de espacio. Frank fue parte del último grupo de pupilos antes de que el velero pasara a convertirse en museo. Fue allí donde el chico que quería recorrer el mundo, aprendió a hacer nudos.

Estampilla que muestra al Schulschiff Deutschland en todo su esplendor.

Estampilla que muestra al Schulschiff Deutschland en todo su esplendor.

Desde el punto de vista meramente textil, existe una decena de nudos básicos que nos llega de la época de los Egipcios y otras culturas de navegantes, con cientos de combinaciones de carácter ornamental. Estos nudos eran vitales en las cubiertas de los veleros y de las amarras dependía su navegación. Sin embargo, luego de la II Guerra Mundial, los mecates y amarras naturales se fueron sustituyendo por aparatos, artefactos y artilugios de metal, conforme la tecnología y mecánica del siglo XX fueron avanzando. En tono irónico, Frank cuenta que —“en los barcos fueron eliminando a los marineros alemanes: por cada alemán, ponían a cuatro filipinos, o a cuatro de Tonga. Cuatro eran más baratos que un alemán, por lo cual, el oficio de marinero ofrecía muy poca estabilidad”.

Las amarras tradicionales fueron sustituidas por cabos precortados para embarcaciones más modernas, de manera que los nudos hoy en día son usados primordialmente en deportes que requieran subir o bajar paredones, o en operaciones de rescate vertical por parte de servicios de emergencia.

Finalizado su riguroso e inusual entrenamiento, Frank trabajó de marinero mecánico hasta 1992, año en que decidió establecerse en Costa Rica con su esposa, Patricia. A partir de ese momento, los recuerdos de su vida marítima quedan plasmados sobre el oleaje de su memoria, con muy pocas excepciones tangibles: todavía conserva la medalla al honor del Servicio Marítimo Alemán de Búsqueda y Rescate (Deutsche Gesellschaft zur Rettung Schiffbrüchiger), que recibiera por salvar a los tripulantes de un barco por hundirse.

Medalla del Deutsche Gesellschaft zur Rettung Schiffbrüchiger.

Medalla del Deutsche Gesellschaft zur Rettung Schiffbrüchiger.

 

Revés: Medalla del Deutsche Gesellschaft zur Rettung Schiffbrüchiger.

Revés: Medalla del Deutsche Gesellschaft zur Rettung Schiffbrüchiger.

 

Como vecinos que somos, a menudo él, su familia y la suscrita hemos conversado sobre el cambio tan radical que experimentó Frank al permanecer en tierra firme. También hago referencia a que muchos artistas nos vemos en la necesidad de reacomodar nuestra creación de acuerdo a los requerimientos que tengamos por delante. Escucho mi voz haciendo la pregunta obvia: —“En tu caso, ¿tuviste que reinventarte a qué?” —“¡A nada!” responde sonriendo el entrevistado.  Una vez en tierra, su sustento y el de su familia tomarían un lugar prioritario en su nueva vida, de manera que pasarían 16 años sin que él tuviera ocasión de atar cabos.

 

 

 

Sin embargo, “lo que bien se aprende, nunca se olvida”, dice el dicho. Y Frank agrega: —“¡también me quedó mi manual de nudos!”

El tradicional nudo "puño de mono", utilizado para atar el barco al muelle.

El tradicional nudo “puño de mono”, utilizado para atar el barco al muelle.

Luego de 16 años en su nueva vida en Costa Rica, le entraron ganas de hacer veleros completos dentro de botellas, tal y como había leído en literatura, pero pasaría un rato más antes de tener la ocurrencia de hacer un macetero en técnica de macramé, para regalárselo a una pariente.

Frank Brandl. Velero en botella.

Frank Brandl. Velero en botella.

Este retorno al mundo de los nudos fue considerado algo práctico, sin pretender más mérito que la canasta en sí, con el valor utilitario correspondiente. Sin embargo, algún encanto debe haber quedado en la mente del creador pues, sonriente, accedió a hacer un marco, dentro del cual colocaríamos una pequeña quilt hecha a mano por su esposa. El resultado fue tan impresionante, que de inmediato procedí a pedirle que hiciera otro marco y esta vez, le colocara solo nudajes que representaran algo de lo que sabe hacer.

Marco hecho por Frank, and quilt hecha a mano por Patricia.

Marco hecho por Frank, and quilt hecha a mano por Patricia.

De inmediato topó con escasez y mala calidad de materiales que podrían usarse para atar cabos, lo mismo que algunas herramientas básicas para aumentar la tirantez de ciertos nudos, los cuales tradicionalmente no pueden ser fácilmente soltados. El siguiente paso creativo era de esperarse: buscar mecates y cuerdas, con miras a explorar posibilidades en cuanto a color, forma y textura, para luego agregar una tercera dimensión a sus creaciones. Todo esto como un proceso natural, de sentido común y sin más dirección que mi apoyo entusiasta.

Ejemplo de la minuciosidad de los nudos empleados en los veleros: ahora empleados en el marco de una obra.

Ejemplo de la minuciosidad de los nudos empleados en los veleros: ahora empleados en el marco de una obra.

La rigurosidad y disciplina del entrenamiento de Frank, valen por una carrera en la “Universidad de la Vida”, mientras que lo demás proviene —como le sucede a todo artista— de su corazón, su mente y sus manos. Sin embargo, para mí es fascinante constatar que el poder de creación podrá ser afectado y hasta moldeado por circunstancias externas, pero una vez que aflora y toma fuerza, sus posibilidades no tienen límite. 

 

 

Fotos 9, 10 y 11: Primer trabajo artístico terminado:

Foto 9 Frank Brandl

Foto 10 Frank Brandl

Ejemplo de la minuciosidad de los nudos empleados en los veleros: ahora empleados en el marco de una obra.

Ejemplo de la minuciosidad de los nudos empleados en los veleros: ahora empleados en el marco de una obra.

No podría finalizar esta nota, sin recordar las elocuentes palabras de Yves Michaud:

“¿Enseñar el arte? Retomar el hilo de la vida cualesquiera sean los medios”. Es así como Yves Michaud, Director de la Escuela de Bellas Artes de Paris, definía en 1993 la extrema necesidad a la cual deben responder hoy las escuelas de arte… 

“Pienso que el arte es una cosa demasiado seria para dejársela únicamente a los estetas, que no está hecho únicamente para mostrarse en los salones, sino que cuenta en nuestras vidas de una manera mucho más esencial”. “Lo que me interesa es encontrar la respuesta a esta pregunta: ‘¿Cómo se da que la gente tenga un deseo de arte?’ Y creo que las condiciones de esta respuesta encuentran sus raíces en lo real; una realidad que no es solo social sino también pulsional e instintiva… Me gustaría que se pudiera expresar un verdadero deseo de arte: es decir, que la gente buscara crear en su propia vida, sin querer necesariamente exponer en un museo, de una manera totalmente lúdica.

La figura del artista contemporáneo mezcla muchas imágenes de artista: el creador tipo siglo XIX, el artesano, el ingeniero, el chaman, el filósofo (Duchamp: mago, timador, filósofo…) etc. Otros están aún por llegar, con la intervención cada vez mayor de la industria cultural, que no pienso, contrariamente a un extendido a priori, que serán necesariamente “malos”. Con los nuevos lenguajes, tendremos seguramente artistas ingenieros, a la vez más juguetones y más profesionales —como se ve ya con el vídeo— que darán vuelta a la jerarquía de los valores del Gran Arte…

Yo creo que hay motivaciones verdaderas y falsas, y que el rol de la escuela es el de desarrollar y mantener motivaciones verdaderas. Por falsas motivaciones entiendo las motivaciones simuladas, es decir, que toman un modelo, tal como las escuelas fundadas en la transmisión las han vehiculado. Más que transmitir modelos, o ‘valores’, debemos ayudar a los estudiantes a encontrar su propia identidad”.

Extractado de un reportaje de la revista “Connaisance des Arts”, en 1993: Enseigner l’art?: Analyses et reflexions sur les ecoles d’art (Rayon art) (French Edition). Yves Michaud (1993).

—Silvia Piza-Tandlich

 

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